martes, 10 de marzo de 2009

Cicatrices



Si miro detenidamente mi cuerpo descubro que está curtido de cicatrices, algunas de ellas en los lugares más insospechados, como mapas secretos de mi historia personal, tal vez vestigios de antiguas batallas. Algunas heridas se cerraron para dejarme sólo una cicatriz, pero otras no. Hay ciertas cicatrices que sé que llevaré a todas partes y, aunque la herida cierre, sé que el dolor persistirá hasta el último de mis días.

Porque las nuevas heridas pueden ser terriblemente dolorosas, pero hay otras, más viejas, que debieron cerrarse hace años pero no lo hicieron. Quizá estas últimas me instruyen en algo: dónde he estado, qué he superado, qué debo evitar en un futuro… cosas que preciso aprender una y otra vez.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Volver a jugar



Día de lluvia, recuerdos y pensamientos de pasado y futuro.

En ocasiones desearía volver a tener cuatro o cinco años, cuando mis dos preocupaciones eran saber dónde se habían escondido mis amigos y llegar antes que ellos a la pared para eliminarlos cuando jugábamos al escondite. Años después las preocupaciones han aumentado… y las dudas también.

Dicen que en la vida sólo hay una cosa segura: la muerte, o que llegado el momento habremos de rendir cuentas a quien corresponda –allá cada cual con sus creencias-. Y es que, por mucho que nos esforcemos y por muy buenas que sean nuestras intenciones, siempre cometeremos errores, haremos y nos harán daño y, entonces, sólo tendremos una salida: perdonar… o eso es lo que dicen.

Perdonar… no niego que sea un buen consejo pero, la verdad, no demasiado práctico. Si alguien nos hiere desearemos herirle, si alguien nos trata mal querremos devolvérsela o al menos buscaremos razones para tratar de justificar nuestra venganza. Sin perdón las cuentas pendientes nunca quedan saldadas, las heridas jamás cicatrizan. Quizá lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de olvidar.

¡Cómo desearía volver a jugar al escondite!

martes, 28 de octubre de 2008

Días...



Hay días en los que me pregunto para qué me habré levantado. Llueve, hace frío y parece que todas las cosas van a salir mal. En la calle percibo que las personas pasan y soy transparente, ni me ven, ni me oyen, ni me sienten… y las que lo hacen son juzgadas con desconfianza. No entiendo el mundo.

La gente dice que al hacernos mayores nos rebelamos contra todo lo que nos han enseñado nuestros antepasados, con ese mundo por el que nuestros padres han trabajado antes. Nos hacemos mayores e intentamos romper los lazos que nos atan y trazar nuestros propios caminos. Yo creo que no somos rebeldes por eso, sino porque cada día descubrimos que nuestros padres no saben mucho más del mundo que nosotros, que no hay respuestas a todas las dudas, que tal vez nos han mentido desde siempre… y quizá todo haya sido para protegernos.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ya lo haré mañana…



Siempre estamos posponiendo las cosas que deberíamos hacer en su debido momento. Tal vez tenga que ver con el miedo que nos da decidirnos a empezar, un miedo al fracaso, al dolor o al rechazo. Es un miedo que nos oprime el pecho porque… ¿y si nos equivocamos y cometemos un error que no tiene solución? Una vez oí decir a alguien una cosa muy cierta al respecto: “cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el miedo a hacerlo, es como si cargásemos con una pesada piedra… y aquéllos que dudan están perdidos”.

Y lo peor de todo, lo que nos reconcome día tras día y noche tras noche, es que hemos oído proverbios de sabios filósofos y poetas instándonos a vivir y disfrutar de cada momento, sabios también los consejos de nuestros abuelos sobre el tiempo perdido… y en ocasiones tenemos que ser chovinistas y escucharnos a nosotros mismos, y hacer lo que más nos conviene… aunque cometamos nuestros propios errores para aprender de las experiencias. Tal vez entonces aprendamos que es mejor saber que preguntarse, despertar que dormir… fracasar y cometer un error, por muy grande que sea, siempre es mejor que no haberlo intentado nunca.

Como Antonio Machado escribió en sus versos:

Hoy es siempre todavía
toda la vida es ahora
y ahora es el momento
de cumplir las promesas
que nos hicimos,
porque ayer no lo hicimos,
porque mañana es tarde…
ahora.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Nuestro resultado



Normalmente nos arrepentimos de las cosas que suceden una vez que han ocurrido, incluso hay quienes tratan de arreglar el pasado. Pero el pasado son nuestros recuerdos y el futuro nuestras ilusiones y sueños. Tal vez somos simplemente el resultado inevitable de lo que antes fuimos.

martes, 23 de septiembre de 2008

Integridad


Nuestra integridad vale poco, muy poco... pero es todo lo que tenemos, es el último centímetro que queda de nosotros. Si salvaguardamos ese centímetro, somos libres.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Siempre recibimos lo que ofrecemos....



Su nombre era Fleming y era un pobre agricultor inglés.

Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano. Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando, tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible.

Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó a sí mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.

-Yo quiero recompensarlo, -dijo el noble inglés. Usted salvó la vida de mi hijo.

-No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice, -respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta.

En ese momento, el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.

-¿Es ese su hijo? -preguntó el noble inglés.

-Sí -, respondió el agricultor lleno de orgullo.

-Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso.

El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor se graduó en la Escuela de Medicina del St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés cayó enfermo de pulmonía.

¿Qué lo salvó? La Penicilina.

¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.


Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Derecho de admisión


Entras en un local… como los demás. Escoges el artículo… al igual que cualquier cliente. Vas a pagarlo… como el resto. Pero no puedes pagar: tu dinero no vale porque alguien ha colocado un cartel donde la empresa se reserva el derecho de admisión.

Trato de ponerme en el lugar de esa persona, cómo se ha sentido… y no puedo. Es demasiado complicado… o tal vez es tan duro de aceptar que no puedas comprar un simple refresco porque eres extranjero y has estado pidiendo unos céntimos a las puertas del supermercado. Llegas a la caja y alguien dice: “no le cobres, ya sabe que no puede entrar ni estar ahí fuera”.

¿Habría hecho daño a alguien por comprar una lata? Lo dudo mucho. ¿Es que acaso su dinero no tiene el mismo valor que el mío? Por lo visto. Hay quien se empeña en mantener las clases.

Nunca suelo dar dinero a la gente que pide en la calle, pero esta vez lo he hecho. Cierto que podría haberle comprado el refresco y regalárselo al salir, aunque quizá eso la hubiese hecho sentir peor. Así que, antes de irme, le he dado unas monedas para que fuese ella quien lo comprase… pero en otra tienda, donde quizá no la juzguen por su aspecto, donde lo que realmente importe sea su dignidad.

Creo que tardaré bastante tiempo en volver a pasarme por allí.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Viajes


Los dos viajes más importantes de nuestra existencia los hacemos completamente solos. En el primero alguien nos está esperando… en el segundo nadie.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Estrellas


Cuando la gente mira las estrellas ve cosas distintas: para los viajeros las estrellas son sus guías, para los sabios constituyen dudas, para los astrólogos gobiernan el futuro, y para la mayoría no son más que lucecitas que aparecen cada noche… pero todas esas estrellas se mueren y apagan.

Para mí son otras cosas: un recuerdo por las personas que se cruzaron en mi vida y dejaron su huella, un regalo para aquéllas que me importan, multitud de deseos aún por cumplir…

En ocasiones abro la ventana de mi habitación por el simple capricho de sentirlas más cerca.