miércoles, 18 de marzo de 2009

Caminar...




En ocasiones las palabras surgen en el momento y lugar más insospechado. Y son demasiadas como para borrar los recuerdos y dejar que el cielo se escape de las manos.

Caminar... entre el pasado y el futuro, sin que los relojes se detengan a mi paso… y seguir caminando con el absurdo del dolor y sin más sueños que aquellos que se olvidaron. Entonces sonrío, tal vez para olvidar las heridas, quizá porque así me lo enseñaron para disimular las emociones.

Caminar... sin exigir que las heridas cicatricen pronto, sin dejar que los ojos se cubran de lágrimas demasiado grandes y dejando los recuerdos para el olvido.

Caminar… y fingir que todo va bien y que lo mejor es conformarse con la realidad.

Caminar… sin mirar atrás.

martes, 10 de marzo de 2009

Cicatrices



Si miro detenidamente mi cuerpo descubro que está curtido de cicatrices, algunas de ellas en los lugares más insospechados, como mapas secretos de mi historia personal, tal vez vestigios de antiguas batallas. Algunas heridas se cerraron para dejarme sólo una cicatriz, pero otras no. Hay ciertas cicatrices que sé que llevaré a todas partes y, aunque la herida cierre, sé que el dolor persistirá hasta el último de mis días.

Porque las nuevas heridas pueden ser terriblemente dolorosas, pero hay otras, más viejas, que debieron cerrarse hace años pero no lo hicieron. Quizá estas últimas me instruyen en algo: dónde he estado, qué he superado, qué debo evitar en un futuro… cosas que preciso aprender una y otra vez.