miércoles, 27 de agosto de 2008

Nuestros miedos


En ocasiones nos antojamos avanzar tan deprisa que esa velocidad, o tal vez la incertidumbre de no saber realmente hacia dónde vamos, nos causa miedo. Entonces queremos que ese miedo desaparezca, deseamos que nuestra vida vuelva a ser como antes de descubrir que el cambio nos da miedo, nos planteamos levantar un muro alrededor y vivir nuestra antigua vida detrás de sus piedras.

Al cabo de un tiempo nos damos cuenta de que nuestra elección no es volver al momento en que las cosas eran como antes, sino que debemos elegir entre escondernos de nuestros miedos, sabiendo que están al otro lado del muro, o ir hacia el fondo de ellos y plantarles cara.

viernes, 22 de agosto de 2008

Preguntas sin respuesta



Yo no puedo adivinar el futuro, ni siquiera el mío… no sé quién soy, qué seré, ni qué voy a aprender, pero mi vida consiste en hacer preguntas, no en conocer las respuestas.

Querer ver qué hay más allá de una montaña, de un muro o de una puerta es lo que nos hace seguir avanzando. Necesitamos hacer preguntas para comprender lo que nos rodea, incluso cuando sabemos que nadie nos dará las respuestas, lo necesitamos.

jueves, 14 de agosto de 2008

Nuestros puntos ciegos



Hay un punto ciego en el campo de visión del ojo humano que poca gente conoce. También hay una porción del mundo ante la que estamos propiamente ciegos. La complicación aparece cuando ese punto ciego nos esconde cosas que no deberíamos ignorar. Unas veces esa ceguera nos permite ser alegres, otras, por el contrario, nos impide ver todos los términos del problema y sufrimos porque no hallamos soluciones.

Pero tal vez nuestro cerebro no se equivoca, quizá simplemente nos está protegiendo de lo que no queremos ver.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Convivir



Estamos acostumbrados a fingir que no nos preocupan los demás, lo que dicen o lo que piensan de nosotros. Todo es una sarta de mentiras.

Cuando llega la noche y regresamos a casa, todos deseamos tener a alguien cerca. Y elegimos a las personas, las buscamos y, cuando las encontramos, nos quedamos junto a ellas, aunque en ocasiones les hagamos daño. Esas personas que se quedan con nosotros cuando el día se acaba son las que merece la pena conservar.

Conservar… y tener cerca; unas veces simplemente sentirlas cerca, y otras, la invasión de nuestro espacio personal es lo único que precisamos al llegar la noche.

martes, 12 de agosto de 2008

Enamorarse...



Hay personas que pasan por la vida sin pensar mucho hacia dónde van y por qué. Los días transcurren y esas personas se vuelven cada vez más tristes y solitarias… y lo peor de todo es que no saben por qué están tan tristes o tan solas. Entonces sucede algo: conocen a alguien con cierto aspecto, cierta mirada o cierta sonrisa y deciden variar su rumbo y continuar la vida al lado de esa otra persona.

Tal vez eso sea enamorarse: encontrar a alguien que te hace sentir un poco menos solo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Miedo



Las personas siempre hacen cosas horribles porque tienen miedo, aunque no lo reconozcan. Ese miedo frecuentemente lleva a la violencia. Tú tienes algo que alguien quiere, o ese alguien tiene miedo de que tú lo quieras y va a por ti antes. Si lo consigue, si gana, se acaba y todo parecerá volver a la normalidad, pero esa normalidad es relativa, ya que el objeto de la lucha será simplemente un recuerdo.

Es sencillo. Los niños pequeños se empujan en la escuela. Si tú empujas primero, nadie te va a empujar a ti. Trata de ser el monstruo y no habrá quien te aceche entre las sombras para atacarte, aunque tarde o temprano alguien volverá para reclamarte el daño.

sábado, 9 de agosto de 2008

Tiempo...



Cuando era pequeño mi mayor ilusión era crecer, y crecer deprisa. Ahora no sé si realmente ha servido de algo hacerme mayor. En ocasiones pienso que los días de mi vida han sido un engaño, casi siempre promesas, casi nunca premios.

Y recapacito sobre los días vividos y los que vendrán, el futuro, esa gran estación donde la gente pasa deprisa, sin verme. Suben y bajan, cogen trenes, autobuses, taxis… tienen donde ir, con quienes encontrarse, alguien que les espera. Yo seguiré aquí sentado… esperando.

Tengo miedo. No de la muerte porque sé que antes o después vendrá a buscarme como una noche interminable y me encontrará en esa estación. Tengo miedo del tiempo, de no tener suficiente para saber quien soy, de no hallar un sitio en mi mundo antes de dejarlo, de lo que he vivido y de lo que me pierdo.

Algunas personas que conozco se sienten desgraciadas porque pierden algo. Yo nunca he podido perder nada, porque nada tengo… bueno, sí: mi mala suerte.