domingo, 2 de noviembre de 2008

Volver a jugar



Día de lluvia, recuerdos y pensamientos de pasado y futuro.

En ocasiones desearía volver a tener cuatro o cinco años, cuando mis dos preocupaciones eran saber dónde se habían escondido mis amigos y llegar antes que ellos a la pared para eliminarlos cuando jugábamos al escondite. Años después las preocupaciones han aumentado… y las dudas también.

Dicen que en la vida sólo hay una cosa segura: la muerte, o que llegado el momento habremos de rendir cuentas a quien corresponda –allá cada cual con sus creencias-. Y es que, por mucho que nos esforcemos y por muy buenas que sean nuestras intenciones, siempre cometeremos errores, haremos y nos harán daño y, entonces, sólo tendremos una salida: perdonar… o eso es lo que dicen.

Perdonar… no niego que sea un buen consejo pero, la verdad, no demasiado práctico. Si alguien nos hiere desearemos herirle, si alguien nos trata mal querremos devolvérsela o al menos buscaremos razones para tratar de justificar nuestra venganza. Sin perdón las cuentas pendientes nunca quedan saldadas, las heridas jamás cicatrizan. Quizá lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de olvidar.

¡Cómo desearía volver a jugar al escondite!

martes, 28 de octubre de 2008

Días...



Hay días en los que me pregunto para qué me habré levantado. Llueve, hace frío y parece que todas las cosas van a salir mal. En la calle percibo que las personas pasan y soy transparente, ni me ven, ni me oyen, ni me sienten… y las que lo hacen son juzgadas con desconfianza. No entiendo el mundo.

La gente dice que al hacernos mayores nos rebelamos contra todo lo que nos han enseñado nuestros antepasados, con ese mundo por el que nuestros padres han trabajado antes. Nos hacemos mayores e intentamos romper los lazos que nos atan y trazar nuestros propios caminos. Yo creo que no somos rebeldes por eso, sino porque cada día descubrimos que nuestros padres no saben mucho más del mundo que nosotros, que no hay respuestas a todas las dudas, que tal vez nos han mentido desde siempre… y quizá todo haya sido para protegernos.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ya lo haré mañana…



Siempre estamos posponiendo las cosas que deberíamos hacer en su debido momento. Tal vez tenga que ver con el miedo que nos da decidirnos a empezar, un miedo al fracaso, al dolor o al rechazo. Es un miedo que nos oprime el pecho porque… ¿y si nos equivocamos y cometemos un error que no tiene solución? Una vez oí decir a alguien una cosa muy cierta al respecto: “cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el miedo a hacerlo, es como si cargásemos con una pesada piedra… y aquéllos que dudan están perdidos”.

Y lo peor de todo, lo que nos reconcome día tras día y noche tras noche, es que hemos oído proverbios de sabios filósofos y poetas instándonos a vivir y disfrutar de cada momento, sabios también los consejos de nuestros abuelos sobre el tiempo perdido… y en ocasiones tenemos que ser chovinistas y escucharnos a nosotros mismos, y hacer lo que más nos conviene… aunque cometamos nuestros propios errores para aprender de las experiencias. Tal vez entonces aprendamos que es mejor saber que preguntarse, despertar que dormir… fracasar y cometer un error, por muy grande que sea, siempre es mejor que no haberlo intentado nunca.

Como Antonio Machado escribió en sus versos:

Hoy es siempre todavía
toda la vida es ahora
y ahora es el momento
de cumplir las promesas
que nos hicimos,
porque ayer no lo hicimos,
porque mañana es tarde…
ahora.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Nuestro resultado



Normalmente nos arrepentimos de las cosas que suceden una vez que han ocurrido, incluso hay quienes tratan de arreglar el pasado. Pero el pasado son nuestros recuerdos y el futuro nuestras ilusiones y sueños. Tal vez somos simplemente el resultado inevitable de lo que antes fuimos.

martes, 23 de septiembre de 2008

Integridad


Nuestra integridad vale poco, muy poco... pero es todo lo que tenemos, es el último centímetro que queda de nosotros. Si salvaguardamos ese centímetro, somos libres.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Siempre recibimos lo que ofrecemos....



Su nombre era Fleming y era un pobre agricultor inglés.

Un día, mientras trataba de ganarse la vida para su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano. Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando, tratando de liberarse del lodo. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible.

Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó a sí mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.

-Yo quiero recompensarlo, -dijo el noble inglés. Usted salvó la vida de mi hijo.

-No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice, -respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta.

En ese momento, el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.

-¿Es ese su hijo? -preguntó el noble inglés.

-Sí -, respondió el agricultor lleno de orgullo.

-Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso.

El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor se graduó en la Escuela de Medicina del St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés cayó enfermo de pulmonía.

¿Qué lo salvó? La Penicilina.

¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.


Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Derecho de admisión


Entras en un local… como los demás. Escoges el artículo… al igual que cualquier cliente. Vas a pagarlo… como el resto. Pero no puedes pagar: tu dinero no vale porque alguien ha colocado un cartel donde la empresa se reserva el derecho de admisión.

Trato de ponerme en el lugar de esa persona, cómo se ha sentido… y no puedo. Es demasiado complicado… o tal vez es tan duro de aceptar que no puedas comprar un simple refresco porque eres extranjero y has estado pidiendo unos céntimos a las puertas del supermercado. Llegas a la caja y alguien dice: “no le cobres, ya sabe que no puede entrar ni estar ahí fuera”.

¿Habría hecho daño a alguien por comprar una lata? Lo dudo mucho. ¿Es que acaso su dinero no tiene el mismo valor que el mío? Por lo visto. Hay quien se empeña en mantener las clases.

Nunca suelo dar dinero a la gente que pide en la calle, pero esta vez lo he hecho. Cierto que podría haberle comprado el refresco y regalárselo al salir, aunque quizá eso la hubiese hecho sentir peor. Así que, antes de irme, le he dado unas monedas para que fuese ella quien lo comprase… pero en otra tienda, donde quizá no la juzguen por su aspecto, donde lo que realmente importe sea su dignidad.

Creo que tardaré bastante tiempo en volver a pasarme por allí.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Viajes


Los dos viajes más importantes de nuestra existencia los hacemos completamente solos. En el primero alguien nos está esperando… en el segundo nadie.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Estrellas


Cuando la gente mira las estrellas ve cosas distintas: para los viajeros las estrellas son sus guías, para los sabios constituyen dudas, para los astrólogos gobiernan el futuro, y para la mayoría no son más que lucecitas que aparecen cada noche… pero todas esas estrellas se mueren y apagan.

Para mí son otras cosas: un recuerdo por las personas que se cruzaron en mi vida y dejaron su huella, un regalo para aquéllas que me importan, multitud de deseos aún por cumplir…

En ocasiones abro la ventana de mi habitación por el simple capricho de sentirlas más cerca.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Nuestros miedos


En ocasiones nos antojamos avanzar tan deprisa que esa velocidad, o tal vez la incertidumbre de no saber realmente hacia dónde vamos, nos causa miedo. Entonces queremos que ese miedo desaparezca, deseamos que nuestra vida vuelva a ser como antes de descubrir que el cambio nos da miedo, nos planteamos levantar un muro alrededor y vivir nuestra antigua vida detrás de sus piedras.

Al cabo de un tiempo nos damos cuenta de que nuestra elección no es volver al momento en que las cosas eran como antes, sino que debemos elegir entre escondernos de nuestros miedos, sabiendo que están al otro lado del muro, o ir hacia el fondo de ellos y plantarles cara.

viernes, 22 de agosto de 2008

Preguntas sin respuesta



Yo no puedo adivinar el futuro, ni siquiera el mío… no sé quién soy, qué seré, ni qué voy a aprender, pero mi vida consiste en hacer preguntas, no en conocer las respuestas.

Querer ver qué hay más allá de una montaña, de un muro o de una puerta es lo que nos hace seguir avanzando. Necesitamos hacer preguntas para comprender lo que nos rodea, incluso cuando sabemos que nadie nos dará las respuestas, lo necesitamos.

jueves, 14 de agosto de 2008

Nuestros puntos ciegos



Hay un punto ciego en el campo de visión del ojo humano que poca gente conoce. También hay una porción del mundo ante la que estamos propiamente ciegos. La complicación aparece cuando ese punto ciego nos esconde cosas que no deberíamos ignorar. Unas veces esa ceguera nos permite ser alegres, otras, por el contrario, nos impide ver todos los términos del problema y sufrimos porque no hallamos soluciones.

Pero tal vez nuestro cerebro no se equivoca, quizá simplemente nos está protegiendo de lo que no queremos ver.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Convivir



Estamos acostumbrados a fingir que no nos preocupan los demás, lo que dicen o lo que piensan de nosotros. Todo es una sarta de mentiras.

Cuando llega la noche y regresamos a casa, todos deseamos tener a alguien cerca. Y elegimos a las personas, las buscamos y, cuando las encontramos, nos quedamos junto a ellas, aunque en ocasiones les hagamos daño. Esas personas que se quedan con nosotros cuando el día se acaba son las que merece la pena conservar.

Conservar… y tener cerca; unas veces simplemente sentirlas cerca, y otras, la invasión de nuestro espacio personal es lo único que precisamos al llegar la noche.

martes, 12 de agosto de 2008

Enamorarse...



Hay personas que pasan por la vida sin pensar mucho hacia dónde van y por qué. Los días transcurren y esas personas se vuelven cada vez más tristes y solitarias… y lo peor de todo es que no saben por qué están tan tristes o tan solas. Entonces sucede algo: conocen a alguien con cierto aspecto, cierta mirada o cierta sonrisa y deciden variar su rumbo y continuar la vida al lado de esa otra persona.

Tal vez eso sea enamorarse: encontrar a alguien que te hace sentir un poco menos solo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Miedo



Las personas siempre hacen cosas horribles porque tienen miedo, aunque no lo reconozcan. Ese miedo frecuentemente lleva a la violencia. Tú tienes algo que alguien quiere, o ese alguien tiene miedo de que tú lo quieras y va a por ti antes. Si lo consigue, si gana, se acaba y todo parecerá volver a la normalidad, pero esa normalidad es relativa, ya que el objeto de la lucha será simplemente un recuerdo.

Es sencillo. Los niños pequeños se empujan en la escuela. Si tú empujas primero, nadie te va a empujar a ti. Trata de ser el monstruo y no habrá quien te aceche entre las sombras para atacarte, aunque tarde o temprano alguien volverá para reclamarte el daño.

sábado, 9 de agosto de 2008

Tiempo...



Cuando era pequeño mi mayor ilusión era crecer, y crecer deprisa. Ahora no sé si realmente ha servido de algo hacerme mayor. En ocasiones pienso que los días de mi vida han sido un engaño, casi siempre promesas, casi nunca premios.

Y recapacito sobre los días vividos y los que vendrán, el futuro, esa gran estación donde la gente pasa deprisa, sin verme. Suben y bajan, cogen trenes, autobuses, taxis… tienen donde ir, con quienes encontrarse, alguien que les espera. Yo seguiré aquí sentado… esperando.

Tengo miedo. No de la muerte porque sé que antes o después vendrá a buscarme como una noche interminable y me encontrará en esa estación. Tengo miedo del tiempo, de no tener suficiente para saber quien soy, de no hallar un sitio en mi mundo antes de dejarlo, de lo que he vivido y de lo que me pierdo.

Algunas personas que conozco se sienten desgraciadas porque pierden algo. Yo nunca he podido perder nada, porque nada tengo… bueno, sí: mi mala suerte.

lunes, 14 de julio de 2008

Siempre hay nubes



“Hay nubes grises que cogen su color al estar cerca de la luna. Hay nubes sin sombra. Hay nubes densas, blancas y brillantes cuyos bordes se tocan. Hay velos blanquecinos formados por cristales de hielo. Nubes como rebaños. Hay nubes negras como montañas oscuras, que en unos instantes cubren el cielo y anegan la tierra de lluvia.

[...] Hay nubes como velo de cristal. Y nubes pesadas como castillos. Nubes que nos recuerdan la cara del ser que amamos. Y nubes con rostros que no queremos recordar. Siempre viví mirando al cielo y nunca encontré dos nubes idénticas. Así quiero morir: mirando las nubes y buscando la pregunta a una respuesta que no conozco”.

domingo, 22 de junio de 2008

Incluso la persona más insignificante puede cambiar el curso del futuro



Hay momentos en que, sin darnos cuenta, ciertas cosas se nos quedan grabadas en nuestra mente y no les damos el más mínimo valor, pero más tarde regresan y las recordamos a la perfección. Sin embargo, las más importantes se nos van tan lejos que pensamos que nunca ocurrieron, que tan sólo fueron un sueño.

El mundo está lleno de cosas grandes y de cosas pequeñas, pero ¿quién decide llamarlas grandes y pequeñas? Cuando nos ocurre algo o perdemos a alguien que de verdad nos importa únicamente nos fijamos en eso. Da igual que el universo se acabe a nuestro alrededor, no nos importa, no nos importa nada.

Y es que las personas no son más importantes por estar cerca de nosotros, sino porque pensamos en ellas. Existimos porque alguien piensa en nosotros.

domingo, 15 de junio de 2008

Primeros pasos...



Hace unos meses comencé a dejar una serie de pensamientos en el Fotolog, porque me pidieron que lo hiciese, que escribiese mis ideas, aquéllas que oía y guardaba en mi libreta, que las compartiese con los demás. Tiempo después observé la facilidad con la que podían ser perdidos, así que me animé a trasladarlos a un blog... y aquí está.

Pero lo hago con dos condiciones: como los faunos, no poseo nombre, o tal vez sean varios… y tampoco tengo fotos mías… al menos por ahora.

A todos nos gusta pensar que tenemos cierto control sobre nuestras vidas, y muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que estamos al mando. Pero entonces pasa algo que nos recuerda que el mundo funciona con sus propias reglas, y no con las nuestras. Que sólo estamos de paso.

La gente dice que lo más importante en la vida es ver siempre las cosas como son en realidad, pero todo lo que hacemos, todos los planes que trazamos son una mentira. Cerramos los ojos y fingimos que nunca llegará el día en que ya no tengamos que hacer más planes. La esperanza es la mayor mentira que existe, y es la mejor. Tienes que seguir viviendo como si todo tuviera sentido, o dejaríamos de vivir.


Quisiera conocer vuestros pensamientos. No importa si son más o menos extensos. Al fin y al cabo, son VUESTROS y espero que decidáis lanzarlos al mundo. Creo que de eso se trata.